El pueblo de Babhnaha, donde vive Shivday, está rodeado por los ríos Kosi y Kamla, en el distrito de Darbhanga, que se sitúa en el estado de Bihar, al norte de India.
Durante la temporada de monzones, que ocurre entre junio y septiembre, las aguas de las inundaciones ahora sumergen los caminos del pueblo, convirtiéndolo en una isla.
Las lluvias solían ser constantes y las inundaciones graduales. A medida que el río se llenaba, el agua se filtraba lentamente por la tierra. Ahora las fuertes lluvias ocurren en solo unos pocos días, causando inundaciones repentinas. Durante las tres primeras semanas de junio de este año, Bihar registró casi el doble del promedio de las lluvias estacionales.
Shivday vive en un simple edificio con su mamá, su tía y su primo. Ella y su familia cuentan con el dinero de su papá y tío, quienes trabajan en la ciudad, ya que no pueden depender de las cosechas de papa y trigo, que suelen ser destruidas por las inundaciones.
Alrededor de 84 % de la población del distrito de Darbhanga vive de la agricultura. Cuando llegan las lluvias, muchos sufren desnutrición, lo que los hace más vulnerables a las infecciones.
Los niños se ven particularmente afectados. La Encuesta Nacional de Salud Familiar de India 2015-16 reveló que en las zonas rurales de Bihar solo el 7,4 % de los niños entre 6 y 23 meses de edad recibieron una dieta "adecuada". El 49,3 % de los niños menores de 5 años tienen un retraso en el crecimiento, es decir, la desnutrición crónica hizo que no tuvieran la altura promedio para su edad.
El agua de las inundaciones también contamina los suministros de agua potable. Las cifras del Centro de Atención Primaria de Salud local (PHC, por sus siglas en inglés), cerca del pueblo Babhnaha, muestran que los casos de diarrea casi se duplican en los meses posteriores a los monzones.
Beber agua sucia también ha hecho que Shivday se enferme.
No hay médicos ni enfermeros en el pueblo de Babhnaha, pero hay un centro médico dirigido por Munni Devi, trabajadora comunitaria de salud.
Este año, como muchos en el pasado reciente, las inundaciones cortaron el acceso al centro. Esto le trajo dificultades a Devi para tratar enfermedades relacionadas con los monzones.
"Los niños sufren de tos, resfriado y diarrea. La mayoría de ellos están débiles y vulnerables", dijo Devi.
Devi trata a pacientes en las calles o en sus casas con las pocas medicinas que tiene, ya que no llegan suministros a su clínica.
A pesar de que ella a diario tiene que enfrentar esta situación, es consciente de que las cosas están cambiando.
"Cada año las inundaciones parecen empeorar. Nos preguntamos qué tan peor será en el futuro".
Philtino vive en la granja Mardeck de 396 hectáreas, en la cercanía de Victoria West, una ciudad en el centro de Karoo, en El Cabo Norte, Sudáfrica.
El Karoo es más grande que Alemania y en la antigua lengua khoisán significa "tierra de sed". En el pasado, durante el verano sudafricano llovía en la región y la tierra florecía. Algunas zonas del Karoo están secas desde hace más de cinco años.
Algunos allí tienen acceso a tan solo cinco litros de agua al día para higiene, cocinar y beber. El mínimo requerido para sobrevivir es entre 7,5 y 15 litros, según la OMS. En promedio, los alemanes consumen más de 100 litros por día.
La granja donde Philtino vive con su abuelo, mamá y sus dos hermanos ya no produce suficientes alimentos para mantenerlos. Por ello, su papá trabaja y vive en otra ciudad y les envía dinero.
Cuando solía llover, el abuelo de Philtino cultivaba maíz, cebolla y alfalfa y tenía 280 cabezas de ganado. Ahora solo tiene 48 ovejas.
Los pozos de la granja se secaron y la familia depende del agua que entrega una ONG y la municipalidad. A veces, no tienen opción y deben recoger agua de un río cercano. Pero eso tiene sus consecuencias.
Lo mismo sucede en todo el Karoo. Los campos están secos, casi nada crece allí y hay pocos alimentos para el ganado.
Por vivir en la pobreza, con pocas o ninguna posibilidad de trabajo, algunos lugareños ahora recogen comida de los vertederos. Otros comen perros y gatos, dijo Corene Conradie, coordinadora de Gift of the Givers, una ONG sudafricana que socorre a las personas en situaciones de desastre.
"Empezaron a comer a sus mascotas debido a la hambruna y por no tener dónde acudir para alimentarse".
Debido a la desnutrición, las personas son más vulnerables a las enfermedades. Phumla Seane, una enfermera de Klipplaat, una ciudad también afectada por la sequía en el Karoo, entiende muy bien esta correlación.
Muchas familias de Victoria West dependen de las entregas de agua y alimentos de la ONG sudafricana Gift of the Givers.
La organización también perfora pozos, instala sistemas de recolección y purificación de agua de lluvia. Asimismo, fomenta la jardinería comunitaria y una irrigación más eficiente para que las granjas trabajen con la poca agua que hay.
"¿Qué pasaría si las lluvias no llegan? Tenemos que ponernos de pie y hacer un plan para ajustar nuestro estilo de vida, especialmente en estas pequeñas comunidades", dijo Corene Conradie, de Gift of the Givers.
En el estado de Bihar, Unicef trabaja con las autoridades locales y voluntarios de los comités de gestión de desastres de las aldeas (VDMC, por sus siglas en inglés) para ayudar a las comunidades a que afronten las inundaciones.
Dilip Kumar, miembro del VDMC, participó en la construcción de canales de drenaje para garantizar que el agua estancada salga rápidamente del pueblo, y así ayudar a detener la propagación de enfermedades transmitidas por mosquitos. Pero eso no es todo lo que están haciendo.
Shivday sabe que pronto vendrá la próxima inundación. Mientras tanto, sus deseos son simples: quiere que el Gobierno construya casas, carreteras y baños. Y ahora que ya no va a la escuela, quiere ser sastre.
A Philtino le gustaría poder ver la lluvia.
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